Sí señores, el 2015 llega a su fin.
El año empezó con estos 10 própositos que les declaraba, alguno de los cuales no han podido cumplirse, el michelín sigue conmigo y hasta algún hermano le ha salido. Pero al menos he conseguido pisar decidida, he sabido decir que NO a algunas cosas importantes de las que me costaba desprenderme y he tenido el placer de escuchar a más de una persona que me decía que me veía diferente y feliz.
Se cumplió en buena parte lo de ver mundo, y más que mundo vimos bodas del mundo. La primera en Chieti Scalo entre una rusa y un italiano (de los que ya tengo una sobrina postiza) y la segunda en Palazzolo (Sicilia) llena de aventuras entre cambios de vuelos a escasas horas de partir y pérdidas de maletas, pero con muchas risas y grandes momentos, como esa parada de autobús lleno de amigos para aprovisionarse de cervezas que nos hizo llegar más tarde que los novios. También tuvimos el placer de pasar una semana en Asturias. Dormir en una casa transparente. Y hasta el míster me hizo partícipe de sus días en Seatle.