En menudo berenjenal me he metido. Y es que según rezaba en el anterior post, yo tenía que estar publicando una entrada al mes dedicada a los alimentos ilustrados. Sin embargo, por H o por B esto empieza a convertirse en un post con carácter bimensual, con suerte. Les pido disculpas y deseo que la espera valga la pena. Hoy vengo a hablarles de la berenjena. El aperitivo de moda que se encuentra en platos fríos, calientes, como tapa o snack. La vamos a encontrar en su punto óptimo de consumo desde marzo hasta junio, así que vénganse conmigo que les cuento sus propiedades y una receta para chuparse los dedos, que conocimos precisamente una Semana Santa de hace ocho años.
Algunas curiosidades sobre ella es que no es una verdura, sino una fruta de la familia de las solanáceas, como el tomate, el pimiento o la patata. Y que en italiano se llama Melanzana, según la leyenda viene de mela (manzana) non sana (en mal estado), ya que antiguamente se asociaba su consumo con diferentes enfermedades y la gente pensaba que era brujería el ennegrecimiento de su pulpa blanca después de cortarla. Es un fruto que se cultiva en todo el mundo, siendo muy popular en India, China o Japón donde son mucho más finas y alargadas, y en la cuenca del Mediterráneo, donde fue traída por los árabes, dando lugar a platos tan típicos como la Moussaka (Grecia), la Caponata Siciliana (Italia) o el Esgarraet de mi tierra (Valencia) donde se toma incluso fría.
Otra curiosidad es que según los expertos, las nuevas variedades de berenjenas ya no tienen el sabor amargo tan característico, pero por si acaso, se puede evitar cortándolas en finas rodajas, echándoles sal y colocándolas en vertical para que exuden el agua y con ella las sustancias que generan su amargor.
Propiedades de la berenjena
La berenjena es un producto muy versátil que se puede cocinar simplemente al horno o bien en recetas mucho más elaboradas. No destaca especialmente por ningún nutriente, más bien por su gran contenido en agua. Generalmente la mayor parte del peso (92%) se debe a ella. Es por eso que la berenjena en crudo es poco calórica (16 kcal/100 g). Esta bondad que la hace un alimento interesante cuando se consume asada, se vuelve particularmente peligrosa cuando la cocinamos con aceite del que se torna una esponja.
Tips a la hora de comprarla
Cuando vayan al supermercado, tengan en cuenta estos criterios para seleccionar las mejores berenjenas.
- Hay que seleccionar las que sean pesadas y prietas, de piel tersa, firme y brillante. Como nos pasa a (casi)todos, con el paso del tiempo estos frutos se arrugan y vuelven fofos, por lo que buscaremos las más frescas y esplendorosas, con todo el respeto a las berenjenas de la tercera edad, que pueden quedarse en su sitio.
- Fíjense también en las marcas, y a ser posible escojan las que sean más lisas. Nos aseguraremos que están menos maltratadas y manipuladas.
¿Cómo cocinarlas?
Como decía, son muy versátiles. Pueden lavarlas, quitarles el pedúnculo y partirlas por la mitad. Sobre la carne, se hacen una especie de cortes hacia las dos direcciones creando un dibujo a rombos y se introduce por los surcos un poquito de aceite de oliva y unos ajitos laminados. Se meten al horno (180ºC, 30 min o hasta que veamos un cambio de color en su carne), y listo.
Pero hoy les voy a dejar con una receta ilustrada que se remonta al año 2010, cuando decidimos irnos de viaje a Córdoba a vivir una auténtica Semana Santa. Lejos de impresionarnos de la devoción por las imágenes, la fuerza de los costaleros y el grito de «al cielo con ella», nos vinimos con el recuerdo de una receta que «nos quitó el sentío», las berenjenas rebozadas con miel y soja.
Se trata de cortar las berenjenas en palitos o bastones como las clásicas patatas fritas. TRUCO: si queremos que la fritura sea perfecta y que las berenjenas no cojan tanto aceite, podemos sumergirlas en cerveza durante 20 minutos. Después las escurriremos, pero no las secaremos del todo y las pasaremos por tempura, que podemos hacer fácilmente con harina de tempura y agua muy fría. Se va añadiendo agua helada hasta que la harina coja una textura consistente, sin ser dura.
Una vez las tenemos rebozadas, les quitamos el exceso de harina (pueden usar un colador y hacerlas saltar dentro de él) y las freímos en aceite de oliva. Para que la fritura sea perfecta, hay que esperar a que el aceite esté muy caliente e ir echando los palitos en pequeñas tandas para que no baje la temperatura en la sartén.
Por otro lado, prepararemos una salsa de soja y miel, mezclando en un cuenco un chorrito de salsa soja y una cucharada de miel, tantas veces como queramos hacer crecer la cantidad y removeremos con cuchara hasta que vaya cogiendo una consistencia semisólida. TIP: fíjense en que hay diferentes tipos de soja en el mercado, la mayoría de ellas son todo azúcar (primer ingrediente del etiquetado), excepto una llamada «kikkoman» que no contiene azúcar añadido. ¡Esa es la buena!
Para acabar, presentamos los palitos en algún bote que permita mantenerlos en vertical, rociaremos con la salsa de miel y soja y ¡voilà! a chuparse los dedos.
Espero que les haya gustado y les espero como siempre en los comentarios, para que me cuenten si conocían la receta, si tienen otros tips, o cualquier cosa interesante.(Aprovecho para mandar un agradecimiento a todos los que me han enviado sus comentarios por haberles ayudado a prestar atención y conseguir las mejores alcachofas del mercado, siguiendo los consejos del post anterior, je!)
Siempre suya,
Mrs. Maple
Muchas gracias. Me encanta la berenjena así que probaré tu receta, tiene que estar buenísima.
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Bueno la receta no sé de quién es, de los cordobeses, jejeje. Un caprichito de vez en cuando para el paladar. El resto de días, la berenjena de la primera receta no ilustrada, mitad y al horno. Bien toca también!
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No soy muy fan de la berenjena, pero la receta tiene pintaza! Y la ilustración ni te cuento!!!
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Seguro que te vuelves fan de póster!
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