Hace algunos meses hice pública mi lista de deseos más codiciados o codiciosos. Reconozco que no fue la lista real que entregué a los familiares, pues era demasiado pretenciosa. Lo cierto es que pasado el tiempo muchas de aquellas cosas han ido desapareciendo de la lista de deseos para formar parte de la lista de realidades. Tener un objetivo por el que ahorrar es motivador. Y duro. Una de esas cosas era pasar una noche bajo las estrellas. Y digo ERA porque la historia real fue algo diferente.
El 21 de marzo teníamos boda en Italia. En un principio pensé que era estupendo porque esa semana estaban aquí las fallas y los consecuentes días festivos, así que no iba a tener que dar mucha lástima en el trabajo para que me dejaran asistir a la boda de uno de mis mejores amigos, allende los 2000 km que nos separan.
Pena de mí, cuando me puse a buscar vuelos comprobé que el aeropuerto de Valencia estaba colapsado de gente que aprovechaba las fiestas para tomarse unas vacaciones. Parecía que el destino favorito de todo el mundo era Roma. Vaya por Dios! Se agotaron las plazas como si fueran a clausurar la plaza del Vaticano. Ni crisis. Ni historias. Así que decidimos que para chulos nosotros y que nos íbamos hasta Girona para coger un vuelo (1) mucho más barato, (2) que nos dejaría más cerca de nuestro destino y (3) que además nos permitiría tomarnos unas pequeñas vacaciones y alojarnos en este hotel de La Bastida la noche antes de partir. Chúpate esa! Me puse el manifiesto de LucíaBe por montera y enrolé al míster en la aventura. Constelaciones. Planetas. Un manto de estrellas sobre nuestras cabezas. ¡No podía imaginar un plan mejor!
Llegó el gran día. Conforme la dulce voz robótica del GPS nos indicaba que íbamos llegando a nuestro destino nos temimos lo peor. Un buen cielo encapotado iba cerrándose a nuestro paso. Había estado tan preocupada mirando el tiempo para «Abruzzo» que se me pasó por alto comprobar qué nos deparaba el interior catalán. Error. De haber sido precavida le hubiese llevado huevos a Santa Clara.
Se nos pasó pronto el disgusto cuando nos recibieron con los brazos abiertos y nos ofrecieron la primera copa de cava. No sé si con el objetivo de que se nos pasara el disgusto y se nos quitara la cara de ajo agrio que llevábamos. Nos encontramos dentro de una casa del siglo X con una atmósfera que me alejó del estrés que me acechaba los últimos meses. Nos tentaron con las actividades complementarias como el flotarium, el jacuzzi o el masaje, pero al cerdito lo habíamos dejado tan pelado que se le veían las ideas, así que decidimos seguir con la incursión campestre por nuestra cuenta
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Tras un tour por la distintas burbujas del hotel, llegamos a la nuestra, la Polaris. Emoción por todos lados y dudas. Muchas. Seguro que las mismas que ustedes se plantean.

Pero que experiencia más chula!!! No conocía este hotel, mejor dicho, desconocía totalmente que se pudiera dormir en una burbuja!! Pero me ha encantado. Es más, me lo apunto porque ahora en junio hacemos un viaje por el sur de Francia e igual a la vuelta paramos una noche ahí!!!
Una pregunta: la máquina compresora insuflando aire hace mucho ruido??
Un beso guapa, ya sabes que me encanta tu blog!!
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Doña Silvia, pues del sur de Francia también guardo un buen recuerdo. A mí me queda pendiente la experiencia «dormir en los árboles» en mi lista de deseos. Y la máquina yo no noté que hiciera mucho ruido, aunque el señor esposo dice que sí que se oye, se ve que yo estaba obnubilada con sus otros encantos. Si va a ir me escribe usted y ya le digo yo qué burbuja es la mejor de todas ;D
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Maple!
La felicito por el post de hoy, ligero, agradable y con un toque de curiosidad por ir a la burbuja!!
Me alegro que tuviese uno de los mejores despertares de su vida.
Con su narración y sus fotografias hoy más que nunca ha conseguido manterme atenta a su blog y deseando estoy que llegue la siguiente publicación.
No sé si los huevos a Sta. Clara hubiesen tenido efecto por esas tierras, piense que igual un cielo despejado le hubiese quitado el encanto con el que vivió ese despertar y esa noche bajo la lluvia…
Mi más sincera enhorabuena por el post de hoy.
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Para poder comparar con un cielo despejado, tendremos que volver
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Hello!
Gensanta…que envidia me ha dado este post, vaya sitio más chulo!! Tiene que ser alucinante dormir ahí, ver las estrellas o la lluvia, el despertar bajo los arboles…que bonito!
Pero tengo mis dudas de si podré ir, con un nene pequeño…yo creo que o la pincha o salimos rulando cuesta abajo…jajaja…¿sabes si aceptan peques?
Gracias a la pagina de face de Hello Creatividad he descubierto tu blog y me encanta así que me quedo por aquí.
Besos!
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Hello Doña MariaLuisa, pues creo que no dejan ir con niños, por lo menos a las burbujas. Tendrán que utilizarlo de excusa para una escapada romántica o esperar que sea un poquito más grande. Una pena.
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¡Qué preciosidad de sitio! Una lástima que no pudierais ver las estrellas, pero seguro que dormir bajo la lluvia también estuvo genial. Espero que lo disfrutarais mucho y que fuera bien la boda. Un abrazo
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La boda merece un capítulo a parte
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Mrs. Maple! Este post debería llamarse «El placer de dar envidia»!!! XD
Qué maravilla… ahora todas queremos ir, está claro!
Una pena que en Casa Feliz ya organizamos todas las vacaciones del año… a ver si el que viene ^.^
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Vaya que sí Doña Sami. Hoy me reuní con los amigos y estaban todos deseando ir. Sería genial ir para la lluvia de estrellas.
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¡Pero que sitio tan genial! Me has dado una envidia que ni te imaginas, de las sanas ¿eh? jajaja Se vana frotar las manos ahora en el hotel con todas nosotras incluyendo el visitar este sitio en nuestro tablero de deseos 😉
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He de conseguir descuentos para todos los que vayan de parte de Mrs.Maple. Sí o sí
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